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Poliomielitis

¿Qué es la poliomielitis?

La poliomielitis es una infección causada por un virus llamado poliovirus. Antes era muy frecuente y muy temida en Estados Unidos, porque causaba parálisis y podía llegar a ser mortal. Desde que los médicos empezaron a vacunar contra la poliomielitis en los años cincuenta del siglo XX, la cantidad de casos de esta enfermedad descendió rápidamente. 

Pero la poliomielitis sigue siendo un problema en partes de Asia y de África. Aunque en Estados Unidos es muy poco frecuente, puede ocurrir, sobre todo en las personas que no se hayan vacunado contra esta enfermedad. 

¿Cuáles son los signos y los síntomas de la poliomielitis?

La mayoría de las personas infectadas por el poliovirus no presentan ningún síntoma. 

Algunas personas solo presentan leves síntomas gripales, de modo que pueden no saber que han contraído una poliomielitis. Entre los síntomas de esta enfermedad, se encuentran los siguientes:

Raramente, el virus afecta al cerebro y a la médula espinal, pudiendo causar síntomas mucho más graves, como:

  • Meningitis. El poliovirus puede afectar a las meninges, que son las membranas que hay alrededor del cerebro y de la médula espinal. La meningitis causa un fuerte dolor de cabeza, rigidez de cuello y sensibilidad a la luz  (la luz molesta o provoca dolor en los ojos).
  • Debilidad muscular o parálisis. El virus puede destruir los nervios que controlan los músculos. Cuando ocurre esto, los músculos duelen y se debilitan hasta que dejan de funcionar. Cuando una persona no puede usar los músculos, su cuerpo se vuelve laxo y deja de poderse mover, lo que se conoce como parálisis. Esto puede ser de riesgo vital si afecta a los músculos de la respiración y la persona deja de respirar.

¿La poliomielitis es contagiosa?

La poliomielitis es muy contagiosa. El virus entra en el cuerpo a través de la boca y crece dentro de la garganta y de los intestinos. Y se trasmite a otras personas a través de la saliva y de las heces (cacas). La gente puede entrar en contacto con el virus cuando:

  • Entra en contacto directo con las heces de una persona infectada o toca un objeto contaminado por sus heces.
  • Una persona infectada tose o estornuda sobre ella.
  • Come o bebe alimentos o bebidas contaminadas por el poliovirus. Esto puede ocurrir cuando comparte utensilios para comer con una persona infectada. También se puede contraer una poliomielitis cuando las aguas residuales contaminan los alimentos o el agua para beber. 

Una persona infectada puede tener el virus en la garganta durante 1–2 semanas y en las heces durante hasta 6 semanas o más. Incluso las personas que no presentan síntomas pueden trasmitir el virus de la poliomielitis a otras personas.

¿Cómo se trata la poliomielitis?

La poliomielitis no tiene cura, pero los tratamientos pueden ayudar a controlar sus síntomas. Los casos leves se suelen tratar con reposo y abundante consumo de líquidos.

Aquellas personas que tengan dolor muscular deberán tomar medicamentos para aliviar el dolor y harán fisioterapia para poder seguir moviendo los músculos. Si se ven afectados los músculos que participan en la respiración, puede ser necesario usar un respirador (una máquina que ayuda a respirar).  El respirador desplazará el aire hacia dentro y hacia afuera de los pulmones hasta que la persona sea capaz de respirar por sí sola. 

¿Cuánto tiempo dura la poliomielitis?

La gente con síntomas leves suele poder hacer una recuperación completa al cabo de 1-2 semanas. Las personas cuyos síntomas sean más graves pueden estar débiles y hasta paralizadas durante el resto de su vida, y alguna hasta pueden llegar a morir debido a esta enfermedad. 

Después de recuperarse de una poliomielitis, algunas personas pueden desarrollar el "síndrome post-polio" hasta 30 o 40 años después de haber contraído esta enfermedad. Con el tiempo, desarrollan dolores o debilidad muscular o articular, y pueden estar muy cansadas. 

¿Se puede prevenir la poliomielitis?

La poliomielitis es una enfermedad que se puede prevenir. La mejor manera de proteger a sus hijos consiste en asegurase de que se ponen la vacuna antipoliomielítica. Esta vacuna hace que el sistema inmunitario, encargado de luchar contra las infecciones, fabrique anticuerpos contra el virus de la poliomielitis. Y esos anticuerpos lucharían contra el virus de la poliomielitis si entraran en el cuerpo. 

Vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV, por sus siglas en inglés)

En Estados Unidos, los niños reciben la vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV) cuando tienen 2, 4, 6–18 meses y 4–6 años de edad. La IPV contiene una forma inactivada del virus, de modo que no puede causar una poliomielitis. 

Vacuna antipoliomielítica oral (OPV, por sus siglas en inglés)

En otras partes del mundo, a los niños les pueden poner la vacuna antipoliomielítica oral (OPV), que contiene una forma débil del virus vivo de la poliomielitis. Esta vacuna en forma líquida es más barata y más fácil de poner. Al no ser en forma de inyección, no la tiene que poner personal sanitario que sepa poner inyecciones. 

La OPV se encuentra en la saliva y las heces de las personas vacunadas. Por lo tanto, esas personas la pueden trasmitir a otras personas de la misma forma que el virus de la poliomielitis. Si la trasmiten a una persona que no esté vacunada, podría desencadenar la fabricación de anticuerpos contra el virus de la poliomielitis por parte de su sistema inmunitario. Y esa persona sería inmune al virus a pesar de no haberse puesto la vacuna directamente.

La vacuna OPV puede, aunque sea algo muy poco frecuente, causar una poliomielitis porque contiene virus vivos debilitados. Esto solo suele ocurrir cuando el virus debilitado se propaga en el seno de una comunidad durante mucho tiempo seguido y tiene la oportunidad de mutar (cambiar) y de convertirse en una versión más resistente. Por eso, se ha dejado de usar la vacuna OPV en Estados Unidos. 

Las dosis de OPV administradas antes de abril del 2016 se aceptan como dosis administradas en las cartillas vacunales de Estados Unidos. Pero las dosis administradas después de esa fecha no se aceptan. 

¿Qué más debería saber?

Los grupos sanitarios que trabajan para eliminar la poliomielitis del mundo han tenido mucho éxito. Pero hay algunos países donde todavía hay casos de poliomielitis. Y en países donde no se suele contraer la poliomielitis, una persona no vacunada se puede infectar si se expone a alguien que se ha vacunado con la OPV. Y luego pueden contagiar el virus a otras personas. Por eso es muy importante que los niños se pongan todas las vacunas recomendadas contra la poliomielitis. 

La mayoría de los estadounidenses adultos se vacunaron contra esta enfermedad cuando eran niños y no necesitan volverse a vacunar. Pero algunos de ellos es posible deban ponerse una dosis de refuerzo si corren el riesgo de exponerse a esta enfermedad. Esto es aplicable a los adultos vacunados que: 

  • tengan planificado viajar a lugares donde haya un riego elevado de contraer la poliomielitis
  • trabajen en laboratorios con poliovirus
  • trabajen en centros sanitarios adonde acuden pacientes con poliomielitis o que han viajado a áreas con alta incidencia de esta enfermedad
  • tengan un contacto estrecho en casa con personas con poliomielitis o se relacionen con niños a quienes les hayan puesto o les pondrán la vacuna OPV

Si tiene pensado viajar al extranjero, sobre todo a África y Asia, asegúrese de que usted y sus hijos se han puesto todas las vacunas antipoliomielíticas necesarias. 

Hable con su médico si no está seguro de si le pusieron la vacuna antipoliomilética cuando era niño o si tiene otras preguntas sobre esta enfermedad.