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Enterocolitis necrosante

¿Qué es una enterocolitis necrosante?

Una enterocolitis necrosante es la enfermedad intestinal más frecuente y más grave entre los bebés prematuros. Ocurre cuando el tejido del intestino delgado o grueso está lesionado o inflamado. Esto puede conducir a la muerte del tejido intestinal y, en algunos casos, a perforación (formación de un agujero) de la pared intestinal. 

En la enterocolitis necrosante, el intestino puede dejar de retener el material de desecho. Por lo tanto, las bacterias pueden pasar al torrente sanguíneo y causar una infección de riesgo vital. Los productos de desecho pueden pasar a la cavidad abdominal del bebé y hacer que se ponga muy enfermo. El intestino lesionado, o las partes lesionadas del intestino, pueden morir y hacer necesaria su extracción. 

¿Cuáles son los signos y los síntomas de la enterocolitis necrosante?

Un bebé con enterocolitis necrosante puede presentar estos síntomas:

  • vientre hinchado o doloroso a la palpación
  • coloración rojiza, azulada o tirando al color gris en el vientre
  • problemas para alimentarse
  • el alimento permanece en el estómago más tiempo del esperado 
  • estreñimiento
  • diarrea y/o heces (cacas) oscuras o sanguinolentas
  • estar amodorrado o menos activo que de costumbre 
  • temperatura corporal baja o inestable
  • vómitos verdes (que contienen bilis)
  • apnea (interrupciones o pausas en la respiración)
  • bradicardia (frecuencia cardíaca lenta)
  • hipotensión (tensión arterial baja)

Los síntomas de la enterocolitis necrosante pueden variar de un bebé a otro, y se pueden parecer mucho a los síntomas causados por otros problemas digestivos.

¿Cuáles son las causas de la enterocolitis necrosante?

No hay una causa aislada propia ni exclusiva de la enterocolitis necrosante. En la mayoría de los casos, no se encuentra una causa específica de esta afección. Pero los expertos creen que los siguientes factores pueden desempeñar un papel: 

  • un intestino inmaduro o poco desarrollado (prematuro) 
  • escasez de oxígeno o falta de riego sanguíneo hacia el intestino al nacer o más adelante 
  • lesiones en el revestimiento intestinal 
  • una fuerte proliferación de bacterias en el intestino que erosiona la pared intestinal 
  • infección intestinal de origen vírico o bacteriano 
  • lactancia con leche de fórmula (los bebés que se alimentan de leche materna tiene un menor riesgo de desarrollar esta afección)

A veces, parece ser que la enterocolitis necrosante se da en “brotes”, al afectar a varios bebés en la misma sala de recién nacidos. Aunque esto podría ser solo casual, se han detectado de forma ocasional algunos virus y bacterias en bebés con enterocolitis necrosante. Esta enfermedad no se puede contagiar de un bebé a otro, pero los virus o las bacterias que la causan sí que se pueden contagiar. Este es uno de los motivos de que en todas las salas de recién nacidos y las UCIN (unidades de cuidados intensivos para recién nacidos) se sigan unas precauciones muy estrictas para prevenir el contagio de infecciones. 

La mayoría de los casos de enterocolitis necrosante se dan en bebés que nacen antes de la 32 semana de gestación. Pero los bebés a término que tienen problemas de salud, como las anomalías cardíacas, también la pueden desarrollar. Los bebés con enterocolitis necrosante suelen desarrollar esta enfermedad en las primeras 2-4 semanas de vida. 

¿Cómo se diagnostica la enterocolitis necrosante? 

En bebés con síntomas de enterocolitis necrosante, se puede confirmar el diagnóstico si una radiografía revela una distribución anormal de los gases en la cavidad abdominal. Los gases intestinales tienen un aspecto veteado o en forma de burbuja en las paredes del intestino. 

En los casos graves, se escapa aire del intestino y este se ve en las grandes venas del hígado o en la cavidad abdominal. El médico puede insertar una aguja en el vientre del bebé para extraer líquido a fin de saber si el intestino está perforado.

¿Cómo se trata la enterocolitis necrosante?

Cuando se sospecha o se diagnostica una enterocolitis necrosante, el tratamiento se debe iniciar de inmediato. Consiste en:

  • interrumpir temporalmente la alimentación
  • colocar un drenaje nasogástrico u orogástrico (insertar un tubo a través de la nariz o de la boca hasta el estómago para extraer aire y líquido del estómago)
  • administrar líquidos por vía intravenosa (VI) para reponer líquidos y nutrir al bebé
  • administrar antibióticos para tratar o prevenir posibles infecciones
  • hacer exploraciones y radiografías abdominales con frecuencia
  • consultar a un cirujano pediátrico para hablar sobre una posible operación, si esta fuera necesaria
  • en los casos graves, se debe operar al bebé de inmediato 

Se observan las heces del bebé en busca de sangre y se comprueba con regularidad el tamaño del vientre del bebé. Una perforación intestinal o una infección en la cavidad abdominal harán que se hinche el vientre. Si el vientre de un bebé está tan hinchado que le cuesta respirar, se le administrará oxígeno o se conectará a un respirador para ayudarlo a respirar. Así mismo, los análisis de sangre permitirán detectar bacterias y saber si el bebé padece anemia (baja cantidad de glóbulos rojos en sangre), trombocitopenia (baja cantidad de plaquetas en sangre) y otras afecciones. 

Después de responder al tratamiento, el bebé se podrá volver a alimentar de la forma habitual al cabo de una o dos semanas. Cuando se reanuden las tomas, la leche materna será lo más recomendable. La leche materna es beneficiosa para los bebés con enterocolitis necrosante porque es más fácil de digerir, favorece el crecimiento de bacterias saludables en el intestino y estimula la inmunidad del bebé, lo que es de especial importancia en los bebés prematuros, con sistemas inmunitarios inmaduros. 

Si la madre no le puede dar el pecho o proporcionarle suficiente cantidad de leche al bebé, es posible que los médicos recomienden alimentar al bebé con leche materna humana pasterizada procedente de un banco de leche, lo que se considera una alternativa segura. También se puede utilizar una leche de fórmula especial. Estas fórmulas ofrecen una buena nutrición a los bebés prematuros y son seguras y eficaces. 

Algunos bebés necesitarán someterse a una operación si su estado empeora a pesar de los cuidados médicos que reciban. El cirujano buscará un agujero en el intestino y extraerá cualquier tejido intestinal muerto o que se esté muriendo. En algunos casos, después de esta operación, las partes sanas del intestino se pueden volver a unir cosiéndolas entre sí. Otras veces, sobre todo si el bebé está muy enfermo o si se le ha quitado una parte muy grande de intestino, se le practicará una ostomía

Para hacer una ostomía, los cirujanos sacan una parte del intestino por una abertura hecha en el abdomen (estoma) para que las heces puedan salir del cuerpo con seguridad. Es posible que se haga una segunda operación al cabo de 1 a 3 días para volver a explorar los intestinos. Si se hace una ostomía, esta se cerrará al cabo de 6 a 8 semanas, en cuanto el intestino esté completamente curado y recuperado y haya desparecido cualquier tipo de inflamación. 

¿Qué puedo esperar?

La mayoría de los bebés que desarrollan una enterocolitis necrosante se recuperan por completo y dejan de tener problemas para alimentarse. En algunos casos, se forman cicatrices dentro del intestino o este se estrecha y hasta se puede llegar a obstruir. De ser así, es posible que haya que volver a operar. 

La malabsorción (la incapacidad del intestino para absorber los nutrientes con normalidad) puede ser un problema duradero de la enterocolitis necrosante. Es más frecuente en bebés a quienes se les ha extraído una parte del intestino. Los bebés con malabsorción pueden necesitar que los alimenten por vía intravenosa hasta que su intestino esté lo bastante recuperado como para tolerar la alimentación. 

Si su bebé tiene una enterocolitis necrosante, es normal que usted se preocupe. Y no poder alimentar a su bebé puede ser frustrante; los bebés son tan pequeños que no parece correcto dejar de alimentarlos o privarlos de esos maravillosos momentos de proximidad con quienes los alimentan. Pero eso podría ser lo mejor para su hijo durante el tratamiento de la enterocolitis necrosante. Y recuerde que existen muchas probabilidades de que su bebé vuelva a alimentarse con normalidad muy pronto. 

Mientras tanto, pregunte a un miembro del equipo médico de su hijo qué puede hacer para cuidarlo y para crear un vínculo afectivo con él. Usted puede ayudar a su bebé de muchas maneras. Los miembros del equipo médico están encantados de apoyarlos, a usted y a su bebé, en la senda de la recuperación.