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Leucemia mielomonocítica juvenil (LMMJ)

¿Qué es la leucemia?

La leucemia es un tipo de cáncer que afecta principalmente a los glóbulos blancos. Los glóbulos blancos (que también reciben el nombre de "leucocitos") combaten las infecciones. 

La médula ósea es un material esponjoso presente en el interior de los huesos que produce glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. Cuando una persona tiene leucemia, la médula ósea produce glóbulos blancos que no cumplen correctamente su función. Estos glóbulos anormales no pueden proteger al organismo de los gérmenes. Se acumulan en la médula ósea, entran en el torrente sanguíneo y pueden extenderse a otras partes del cuerpo, como los ganglios linfáticos, el cerebro o el hígado.

La leucemia es el tipo de cáncer más frecuente en los niños. Puede ser aguda (de crecimiento rápido) o crónica (de crecimiento lento). La mayoría de los niños y adolescentes que reciben tratamiento contra la leucemia se curan.

¿Qué es la leucemia mielomonocítica juvenil?

La leucemia mielomonocítica juvenil aparece cuando las células sanguíneas inmaduras (llamadas "blastos") producen demasiados mielocitos y monocitos (dos tipos de glóbulos blancos). Los mielocitos, los monocitos y los blastos saturan la médula espinal y otros órganos del cuerpo, y causan problemas.

La leucemia mielomonocítica juvenil suele aparecer en niños menores de 4 años. Muchos niños tienen un cambio en los genes (una mutación) que afecta a los monocitos.

Algunas afecciones médicas (como la neurofibromatosis tipo 1 y el síndrome de Noonan) incrementan las probabilidades de que un niño desarrolle esta enfermedad.

¿Cuáles son los signos y los síntomas de la leucemia mielomonocítica juvenil?

La leucemia mielomonocítica juvenil se desarrolla a lo largo del tiempo y este proceso lleva semanas o meses. Al principio, los niños tienen muy pocos síntomas. Con el paso del tiempo, pueden tener anemia, que es una afección en la que el cuerpo tiene muy pocos glóbulos rojos. Esto se debe a que la médula ósea deja de producir la cantidad habitual de glóbulos rojos.

Los niños con anemia pueden:

  • estar pálidos
  • sentirse muy cansados o débiles
  • quedarse sin aliento mientras juegan

Cuando no tienen suficientes plaquetas, es posible que los niños con leucemia tengan moretones con facilidad, sufran sangrados nasales o sangren durante mucho tiempo después de un pequeño corte.

Otros síntomas de la leucemia son los siguientes:

  • dolor óseo o articular, que a veces causa renguera (cojera)
  • ganglios linfáticos inflamados en el cuello, la ingle u otras partes del cuerpo
  • falta de apetito y pérdida de peso
  • fiebre
  • dolor abdominal

Como sus glóbulos blancos no pueden combatir las infecciones, es más probable que los niños con leucemia tengan infecciones virales o bacterianas.

A veces, la leucemia puede extenderse o hacer metástasis. Si se extiende y afecta al cerebro, los síntomas pueden incluir dolores de cabeza, convulsiones, problemas de equilibrio o problemas en la vista. Si se extiende y afecta a los ganglios linfáticos del pecho, los síntomas pueden incluir problemas para respirar y dolor de pecho.

¿Cómo se diagnostica la leucemia mielomonocítica juvenil?

Los médicos detectan la leucemia con pruebas especiales. Entre ellas, se incluyen las siguientes:

  • Análisis de sangre. Análisis como el hemograma completo, pruebas de la función hepática y renal, y un análisis de sangre pueden proporcionar información importante sobre la cantidad de células sanguíneas normales presentes en el cuerpo y sobre el funcionamiento de los órganos. Las formas y los tamaños de las células sanguíneas se analizan usando un microscopio.
  • Técnicas de diagnóstico por imágenes. Entre ellas, se encuentran las radiografías, las tomografías computadas, las resonancias magnéticas y las ecografías. Los médicos recurren a estas pruebas para descartar otras causas de los síntomas o para buscar una masa de células leucémicas en el pecho que pueda estar afectando la respiración o la circulación de la sangre.
  • Aspiración de médula ósea y biopsia. Para este procedimiento, los niños reciben un medicamento que los hace dormir y estar cómodos. Después, el médico introduce una aguja en un hueso grande, generalmente el de la cadera, y extrae una pequeña cantidad de médula ósea. Un laboratorio hace alguna de las siguientes pruebas con la muestra de médula ósea:
    • Pruebas de citometría de flujo. Los médicos analizan detenidamente las células cancerosas para determinar el tipo y el subtipo de leucemia que tiene el niño. Esto es importante porque el tratamiento varía entre los distintos tipos de leucemia.
    • Pruebas genéticas. Observando detenidamente la sangre o la médula ósea, los médicos pueden detectar cambios o alteraciones en los genes. Esto puede ayudarlos a determinar cuál es el mejor tratamiento.
    • Histotipado o tipado de antígeno leucocitario humano (o tipado HLA, por sus siglas en inglés). Si un niño necesita someterse a un trasplante de células madre (también conocido como "trasplante de médula ósea"), esta prueba ayuda a encontrar a un donante de células madre que sea compatible. En esta prueba, se comparan las proteínas de la superficie de las células sanguíneas del niño con las proteínas de un posible donante. Cuantos más “marcadores HLA” compartan el niño y el donante, mayores serán las probabilidades de que el trasplante vaya bien.
  • Punción lumbar. El médico usa una aguja hueca para extraer una pequeña muestra de líquido cefalorraquídeo (el líquido que hay alrededor del cerebro y de la médula espinal). El líquido se examina en busca de células cancerosas. Esto ayuda a los médicos a planificar el tratamiento.

¿Cómo se trata la leucemia mielomonocítica juvenil?

En un principio, es posible que se use la quimioterapia (drogas para matar las células cancerosas) para controlar la leucemia mielomonocítica juvenil. Pero el tratamiento más eficaz es el trasplante de células madre (o de médula ósea). Para llevarlo a cabo, los médicos:

  1. Administran dosis elevadas de quimioterapia para destruir las células cancerosas junto con las células normales de la médula ósea y del sistema inmunitario.
  2. Introducen en el cuerpo del paciente células madre de un donante sano. Las nuevas células madre permiten reconstruir un suministro de sangre y un sistema inmunitario sano.

Los investigadores están estudiando otros tratamientos, como los siguientes:

  • Las terapias moleculares dirigidas: estos medicamentos enlentecen el crecimiento de las células cancerosas bloqueando ciertas moléculas o proteínas que contribuyen a su crecimiento.
  • Inmunoterapia: estos medicamentos marcan las células cancerosas para que el sistema inmunitario del cuerpo las pueda detectar a fin de eliminarlas.

¿Qué más debería saber?

Tener un hijo a quien se le debe tratar un cáncer puede ser abrumador para cualquier familia. Pero usted no está solo. Para encontrar apoyo, hable con alguna persona del equipo médico que atiende a su hijo o con un trabajador social del hospital. Hay muchos recursos disponibles para ayudarlos a atravesar esta difícil etapa.

También puede encontrar información y apoyo por internet en: