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Ébola

¿Qué es el Ébola?

El Ébola es una enfermedad contagiosa y de riesgo vital causada por un virus. También conocida como enfermedad por el virus del Ébola, ocasiona brotes de vez en cuando en algunos países de África. Durante los brotes, la gente se puede mantener segura alejándose de los lugares donde se hayan declarado, evitando el contacto con personas o animales infectados y vacunándose cuando sea apropiado. 

El Ébola afecta a los seres humanos y a otros primates, como los monos, los gorilas y los chimpancés. Hace que el sistema inmunitario se descontrole, lo que puede cursar con fiebre, dolores musculares, diarrea y a veces hemorragias. También puede provocar insuficiencia orgánica y la muerte. Es importante tratarlo médicamente lo antes posible. 

¿Cuáles son los signos y los síntomas del Ébola?

Los primeros signos del Ébola pueden aparecer de 2 a 21 días después de que una persona se exponga al virus. La mayoría de las personas infectadas empiezan a presentar síntomas entre 8 y 10 días después de haberse expuesto al virus. 

Entre los síntomas iniciales del Ébola, se incluyen los siguientes:

  • fiebre
  • dolor de cabeza
  • dolores musculares y articulares
  • debilidad y cansancio
  • dolor de garganta
  • escalofríos

Conforme va avanzando la enfermedad, pueden aparecer otros síntomas, como los siguientes: 

  • hemorragias en el interior y el exterior del cuerpo
  • náuseas y vómitos
  • diarrea
  • erupciones cutáneas
  • dolor en el pecho y el estómago
  • problemas para respirar o para tragar

En sus últimas fases, el Ébola puede causar graves hemorragias, fracaso orgánico e, incluso, la muerte. 

¿Cómo se propaga el Ébola?

Los médicos no siempre están seguros de cómo contrae el Ébola la primera persona al principio de un brote. Pero se cree que la gente contrae el virus a partir del contacto con fluidos corporales de animales infectados o al ingerir su carne poco cocinada. Entre los animales tropicales africanos que se cree que son portadores del virus, se incluyen el gorila, el mono, el murciélago de la fruta, el puercoespín y el antílope de bosque. Hay varias cepas (o tipos) del virus del Ébola.

Una persona infectada por el Ébola puede contagiar este virus a otras personas de diferentes maneras, sobre todo, a través de fluidos corporales infectados. Se puede contraer el virus al tocar o manipular gotas de sangre, orina (pis) u otros fluidos corporales de una persona infectada o al entrar en contacto con objetos (como las agujas) contaminados con sangre u otros fluidos corporales infectados. Una mujer que está amamantando a su hijo le puede trasmitir el virus a través de la leche materna. El virus también se puede contagiar a través del semen al mantener relaciones sexuales, incluso mucho después de que el hombre se haya recuperado de la infección. No parece que se pueda contagiar esta infección al mantener relaciones sexuales con una mujer que la haya contraído. 

Durante un brote, el Ébola se puede contagiar rápidamente en el seno de una familia y en los centros sanitarios si las personas no llevan equipos de protección adecuados. 

El Ébola no se trasmite a través del agua. Tampoco se trasmite a través del aire, como el virus de la gripe o el virus del resfriado común. Ni lo trasmiten los mosquitos. 

¿Cómo es de contagioso?

El Ébola es contagioso, pero no tan contagioso como la varicela o el sarampión. En esta enfermedad, la persona empieza a ser contagiosa después de empezar a tener síntomas y a encontrarse mal debido al virus. Luego, el estatus contagioso persiste hasta que el virus deje de estar presente en la sangre y los fluidos corporales de la persona, incluso aunque ya hayan desparecido sus síntomas. Una persona infectada puede tardar semanas y hasta meses en dejar de trasmitir el virus. 

¿Cómo se diagnostica el Ébola?

Un diagnóstico acertado y precoz del Ébola es fundamental para prevenir la propagación de esta enfermedad. Pero, puesto que sus síntomas iniciales son similares a los causados por otras enfermedades habituales, puede ser difícil hacer un diagnóstico rápido del Ébola. 

Una persona con síntomas del Ébola que haya estado en una zona donde se haya declarado un brote de esta enfermedad, se debe aislar de inmediato de la demás gente. Debe ser evaluada por un profesional de la salud provisto de un equipo adecuado de protección personal. Un análisis de sangre puede confirmar si esa persona tiene o no el virus del Ébola. 

¿Cómo se trata el Ébola?

La mayoría de las personas con Ébola necesitan recibir cuidados intensivos en un hospital u otro tipo de centro médico que esté bien equipado. El tratamiento consiste en mantenerlas bien hidratadas, mantener su concentración de oxígeno en sangre y su tensión arterial, compensar la sangre que hayan perdido a través de transfusiones de sangre, y tratar los síntomas y los problemas que vayan apareciendo. Se debe aislar a los pacientes mientras estén recibiendo tratamiento para impedir el contagio de la enfermedad. 

Algunos pacientes se tratarán con anticuerpos monoclonales, un medicamento que ayuda a tratar algunos tipos de virus del Ébola. 

¿Se puede prevenir?

Hay una vacuna para prevenir el Ébola. Se ofrece a aquellas personas que se hayan expuesto al virus o que corran el riesgo de exponerse a él (como los profesionales de la salud que cuidan de pacientes con Ébola). 

La mejor manera de protegerse del Ébola consiste en evitar aquellas zonas con brotes de esta enfermedad. Las personas que viajen África deben consultar la web sobre el Ébola de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) para saber si hay algún brote de Ébola declarado en alguna zona de África en el momento del viaje. 

Las personas que deban viajar a una zona con Ébola deberán evitar el contacto con personas infectadas, lavarse las manos a menudo y no tocar ni comer animales salvajes (a veces llamados "carne de selva"). Las personas que cuiden de pacientes con Ébola deben llevar un equipo de protección personal que les tape de pies cabeza, sin exponer al exterior ninguna parte de la piel. 

Las medidas de salud pública se centran en aislar y tratar a la gente infectada por el virus Ébola. Cualquier aguja u otra pieza del equipo que se use en su tratamiento se debe desechar adecuadamente. Los restos mortales de las personas que mueran por esta enfermedad se deben mantener en condiciones de aislamiento y ser enterrados lo antes posible por personal cualificado y provisto de equipo de seguridad. 

El Ébola es una de las enfermedades conocidas más mortífera. Pero con un tratamiento precoz e intensivo y los nuevos avances médicos, los médicos están teniendo más éxito que nunca en su tratamiento. La vacuna del Ébola recientemente desarrollada ha traído consigo la esperanza de que, con el tiempo, esta enfermedad seguirá una evolución similar a la del sarampión y otras enfermedades que han dejado de ser una amenaza.