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Hoja informativa sobre tartamudez (para las escuelas)

Qué deben saber los maestros

La tartamudez afecta a la fluidez del habla. Las personas que tartamudean repiten o prologan ciertos sonidos, sílabas o palabras. Estas interrupciones en el flujo del habla reciben el nombre de "disfluencias". Las disfluencias no son necesariamente un problema, pero pueden entorpecer la comunicación si ocurren a menudo.

La tartamudez empieza en la infancia, generalmente cuando un niño tiene alrededor de 2 años de edad. Generalmente, tiende a remitir cuando el niño tiene unos 5 años. De todos modos, en algunas personas, la tartamudez puede durar más tiempo, alargándose a veces durante toda la vida.

Los alumnos que tartamudean pueden:

  • ponerse nerviosos, avergonzarse o sentir frustración cuando tienen que hablar en clase
  • tener que perder horas de clase para asistir a sesiones de logopedia (terapia del habla y del lenguaje)
  • hablar despacio o usar técnicas de relajación para poder hablar con más claridad
  • cambiar palabras por miedo a tartamudear
  • tratar de evitar situaciones que requieran hablar
  • hacer movimientos faciales o corporales mientras tartamudean

Tenga en cuenta que los alumnos que tartamudean se exponen en mayor medida a recibir acoso escolar o bullying.

Qué pueden hacer los maestros

Puesto que la tartamudez puede hacer que los alumnos se aíslen del resto de sus compañeros de clase, es fundamental que reciban ayuda y apoyo de sus maestros. Tenga paciencia cuando hable un alumno con tartamudez. Enseñe a todos los alumnos lo importante que es no interrumpir y dar tiempo a todo el mundo para expresar sus ideas y acabar las frases.

Sea un buen ejemplo, hablando con claridad y sin prisas. Trate de formular preguntas de una manera que los alumnos con tartamudez puedan dar respuestas breves, o bien considere la posibilidad de sustituir, en estos alumnos, las presentaciones orales y los exámenes orales por trabajos y exámenes escritos. Permita que los alumnos con tartamudez recuperen las tareas y trabajos que se hayan tenido que perder por tener que asistir a sesiones de logopedia.

Hable con el logopeda (especialista del habla y del lenguaje) y con los padres o tutores de estos alumnos para saber cuáles son sus necesidades específicas. También puede hablar en privado con cada alumno a fin de que le dé su punto de vista sobre qué lo ayuda y qué no lo ayuda.

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