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Secuelas del cáncer y el tratamiento contra el cáncer

¿Cuáles son las secuelas del cáncer y el tratamiento contra el cáncer?

Si su hijo tiene cáncer, probablemente esté familiarizado con los efectos a corto plazo de la enfermedad y el tratamiento: dolor, náuseas, cansancio, erupciones cutáneas y más.

Pero aun cuando la enfermedad esté en remisión y su hijo haya estado libre de cáncer durante años, pueden aparecer efectos secundarios a largo plazo. Estos problemas reciben el nombre de "efectos tardíos" o "secuelas".

Aproximadamente 2 de cada 3 sobrevivientes de cáncer desarrollarán al menos una secuela en algún momento. Gracias al diagnóstico temprano y al seguimiento adecuado, la mayoría de los efectos secundarios se pueden tratar y curar.

¿Qué es lo que provoca las secuelas?

La causa de las secuelas no suele ser el cáncer en sí mismo, sino el tratamiento. Si bien algunos tratamientos contra el cáncer pueden dirigirse a células cancerosas específicas, los tratamientos contra el cáncer más tradicionales, como la quimioterapia y la radioterapia estándar, pueden atacar tanto a las células cancerosas como a los tejidos sanos normales.

Se necesita más investigación para comprender completamente cómo ocurren los efectos tardíos. Los investigadores creen que es probable que el daño a las células en momentos cruciales del desarrollo de un niño provoque las secuelas.

Los médicos han aprendido que los tipos de efectos que un sobreviviente de cáncer infantil podría tener más adelante pueden depender de:

  • el tipo de cáncer del niño
  • el lugar del cuerpo en donde estaba el cáncer
  • el tipo y la dosis de quimioterapia y la dosis y la parte del cuerpo en la cual se hizo radioterapia
  • la edad y la salud general del niño en el momento de recibir tratamiento

¿Cuáles son las secuelas comunes del tratamiento contra el cáncer?

Las secuelas o efectos tardíos incluyen los siguientes:

Problemas de aprendizaje. A veces, la cirugía, los medicamentos de quimioterapia y/o la radioterapia dirigida al cerebro pueden interferir con el aprendizaje. Los problemas pueden ir de leves a graves y pueden aparecer durante el tratamiento, poco después del tratamiento o varios años después de finalizado el tratamiento. Los problemas habituales de aprendizaje incluyen problemas con la memoria, la capacidad de procesamiento y la capacidad de realizar varias tareas al mismo tiempo.

Crecimiento anormal de los huesos. Los sobrevivientes de cáncer pueden tener un retraso en el crecimiento y/o dejar de crecer mucho antes de lo normal. Esto puede deberse al tratamiento por radiación, a la quimioterapia o a un tumor cerebral o su tratamiento.

Los niños también pueden tener el riesgo de desarrollar osteoporosis (debilitamiento de los huesos) o escoliosis (curvatura de la columna).

Problemas de tiroides. La tiroides es una glándula que ayuda a controlar el metabolismo (reacciones químicas en las células del cuerpo). Puede resultar dañada por la cirugía o por la radiación en la cabeza o el cuello. El resultado suele ser el hipotiroidismo (cuando la tiroides no produce suficiente hormona tiroidea), que provoca cansancio, aumento de peso, afinamiento del cabello y piel seca.

Pérdidas auditivas. La cirugía, la quimioterapia, la radioterapia e incluso algunos antibióticos pueden provocar pérdida de audición, tinnitus (zumbido en los oídos) o mareos.

Problemas en la vista. Los problemas de visión, glaucoma o cataratas son más probables en niños que recibieron tratamiento por tumores cerca del ojo, que recibieron radioterapia en el cerebro o que recibieron ciertos medicamentos de quimioterapia asociados con la pérdida de la visión.

Problemas dentales. La presencia de raíces cortas, el retraso en el crecimiento de los dientes o la falta de dientes son más comunes en niños muy pequeños que recibieron radiación en la cabeza o la zona del cuello y/o un tratamiento de quimioterapia con una droga denominada vincristina.  Todos los niños que han recibido quimioterapia corren el riesgo de tener caries o enfermedad de las encías.

Problemas de pulmones, hígado o riñón. Los tratamientos contra el cáncer infantil se han relacionado con varios tipos de daños en los órganos con el transcurso del tiempo. La gravedad del daño depende del tipo de cáncer y del tratamiento.

Problemas cardíacos. Los niños que recibieron radiación en el pecho y/o quimioterapia con una clase de medicamentos llamados antraciclinas tienen mayor riesgo de sufrir problemas cardíacos. La gravedad del problema depende de cuánta quimioterapia y/o radiación en el tórax haya recibido el niño y la edad que tenía al recibir el tratamiento. La genética familiar, el peso y el nivel de colesterol también pueden contribuir al riesgo de desarrollar problemas cardíacos después de la terapia.

Desarrollo sexual tardío y problemas de fertilidad. Tanto la quimioterapia como la radioterapia pueden causar problemas de fertilidad. Estas secuelas se pueden deber a daños en el sistema endocrino (que inicia la pubertad) o en los propios órganos sexuales. Debido a este riesgo, se pueden tomar medidas especiales durante el tratamiento con el fin de proteger los órganos reproductores. Por ejemplo, los médicos pueden proteger los ovarios y los testículos durante el tratamiento con radiación. Los adolescentes pueden preservar su esperma o sus óvulos antes de comenzar el tratamiento contra el cáncer. La preservación de la fertilidad también está cada vez más disponible para los niños más pequeños. La buena noticia es que, a pesar de estos riesgos, muchos sobrevivientes de cáncer infantil pueden, en el futuro, tener sus propios hijos.

Mayor riesgo de cáncer en el futuro. Quienes sobreviven al cáncer infantil tienen un riesgo levemente superior de desarrollar un segundo cáncer en algún momento de su vida; aunque el cáncer original no vuelva a aparecer. Son muchas las cosas que afectan este riesgo, como el tipo del cáncer inicial, los tratamientos que se recibieron y los riesgos genéticos.

¿Qué podemos esperar durante la remisión?

Cuando su hijo sea considerado libre de cáncer y en remisión, tal vez sienta la tentación de mantenerse alejado de los médicos y los hospitales. Pero su hijo necesita controles cuidadosos en los próximos años, incluso cuando sea adulto. Al igual que con cualquier otra enfermedad, cuanto antes se detecten los efectos tardíos, más rápido se los podrá controlar.

Una vez que finalice el tratamiento, pídale al médico un "resumen del tratamiento". Esto incluye toda la información relacionada con el diagnóstico de cáncer de su hijo, con el tratamiento y el seguimiento. Las visitas de seguimiento tal vez incluyan análisis regulares, como análisis de sangre, audiometrías, pruebas de la vista y estudios del corazón (ecocardiogramas o electrocardiogramas).

Es importante que su hijo respete este cronograma. Es posible que el hospital cuente con una clínica para sobrevivientes de cáncer que lo ayude con este proceso. Estas clínicas ofrecen servicios médicos a largo plazo y atención de seguimiento para quienes sobreviven al cáncer. El centro está dedicado a educarlos a usted y a su hijo sobre el cáncer que actualmente está en remisión; las recomendaciones de seguimiento a largo plazo; y las formas de vivir una vida extensa, saludable y feliz.

Conserve todos los registros médicos en un lugar seguro y ayude a su hijo a comenzar a asumir la responsabilidad de manejar su propia atención médica.

A medida que el niño crezca, hable sobre la importancia de la atención de seguimiento regular y en un estilo de vida que incluya una dieta equilibrada y ejercicio físico regular. Ambos factores pueden aumentar las probabilidades de que su hijo continúe bien en el futuro.

¿Cómo pueden ayudar los padres?

Saber que el cáncer puede regresar es complicado para cualquier sobreviviente de cáncer infantil. Algunos niños tal vez no les digan a sus padres acerca de nuevos síntomas por miedo a estar otra vez enfermos.

Tranquilice a su hijo explicándole que nadie sabe lo que le depara el futuro y que aunque aparezca un efecto tardío, es mejor prestarle atención a los síntomas inmediatamente. Muchos efectos tardíos pueden tratarse con atención médica de rutina.