Cómo mantener sano a su hijo durante la remisión del cáncer
¿Qué es la remisión?
La remisión es el período de tiempo en que el cáncer está bajo control. La remisión puede ser:
- "parcial", lo que significa que el cáncer está respondiendo bien al tratamiento
- "completa", lo que significa que el cáncer se ha dejado de detectar en las pruebas médicas
- un cáncer esta "curado" cuando lleva en remisión completa durante varios años seguidos
Lo más probable es que los niños en remisión se encuentren mejor, coman mejor y tengan más energía. Emocionalmente, los niños y sus familias pueden sentirse más relajados y ser capaces de hacer más cosas.
¿Qué tipo de seguimiento se le debería hacer a mi hijo?
El oncólogo de su hijo recomendará un programa de seguimiento que puede incluir exploraciones físicas, análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por la imagen. Cumpla con este programa, incluso aunque su hijo parezca estar perfectamente bien y no presente ningún síntoma. Esta atenta supervisión es la mejor manera de detectar y tratar lo antes posible cualquier posible problema, independientemente de que esté relacionado con el cáncer en sí mismo o con los efectos secundarios tardíos de su tratamiento.
A medida que su hijo se haga mayor y se empiece a responsabilizar de su propia salud, facilítele su historial médico, para que pueda seguir asistiendo a todas las visitas de seguimiento que tenga programadas.
¿Cómo me puedo mantener conectado a la salud de mi hijo?
Pídale a su hijo que le informe cuando no se encuentre bien o que le parezca que hay algo que no va del todo bien en su cuerpo.
Muchos niños con cáncer en remisión suelen esperar a decirles a sus padres que no se encuentran bien por miedo a saber que su cáncer ha reaparecido. Asegúrele a su hijo que la mayoría de los niños que están en remisión siguen en remisión y, con el tiempo, se curan por completo del cáncer. Como todo el mundo, es probable que se acatarren o que se encuentren mal de vez en cuando. Pero, por si la enfermedad fuera algo más que eso, lo mejor es acudir pronto al médico.
¿Por qué es tan importante seguir una dieta saludable?
Cuando su hijo vaya recuperando el apetito y muchos de los desagradables efectos secundarios del tratamiento vayan desapareciendo, es importante hacer de la alimentación saludable una prioridad. Una dieta bien equilibrada puede ayudar a su hijo a recuperar fuerzas y a reparar los tejidos lesionados por la quimioterapia, la radioterapia o ambas.
Tenga presentes estos consejos:
- Póngase como meta que su hijo ingiera por lo menos cinco raciones de fruta y verdura al día, de todos los tipos y colores.
- Elija fuentes de proteínas de alta calidad, como la carne magra, el pescado, los frutos secos y los huevos.
- Escoja alimentos ricos en fibra, como la pasta, el pan, los cereales y el arroz integrales.
- Reduzca las grasas, cambiándose a la leche descremada y al yogur descremado, y hornee, ase a la parrilla o haga a la brasa los alimentos en vez de freírlos.
- Evite los alimentos procesados, que pueden contener un exceso de sal, grasa y conservantes químicos.
- Ofrezca a su hijo mucha agua y reduzca al mínimo los refrescos.
Si no sabe por dónde empezar, pida al médico de su hijo que lo ponga en contacto con un buen dietista o nutricionista, quien lo puede ayudar a desarrollar un plan de alimentación que sea adecuado para toda su familia.
¿Mi hijo puede hacer ejercicio físico?
Su hijo puede hacer ejercicio físico, pero los más probable es que se lo tenga que tomar con calma al principio. Es una buena idea empezar con 20 o 30 minutos de ejercicio físico diario e ir aumentando hasta alcanzar el objetivo de 60 minutos al día, por lo menos 5 veces a la semana. (El entrenamiento de fuerza y de flexibilidad son excelentes para incluirlos en las sesiones de ejercicio físico.)
Cuando su hijo se encuentre mejor, pregúntele al médico si puede volver a practicar los deportes que practicaba antes del diagnóstico de cáncer y a partir de cuándo puede hacerlo.
¿Es seguro exponerse al sol?
Está bien estar al sol durante breves períodos de tiempo, pero solo en los momentos del día adecuados y con la protección adecuada. Siempre que su hijo se exponga al sol, deberá usar un protector solar con un FPS de por lo menos 30. Su hijo debe evitar las camas bronceadoras, porque pueden lesionarle la piel, lo que, a la larga, le podría provocar otro cáncer.
Si su hijo es mayor, es muy importante que aprenda a examinarse su propia piel para detectar cualquier nuevo crecimiento o cualquier verruga o lunar que cambie de color, forma o tamaño.
¿Cómo podemos mantener una actitud positiva?
Después de un cáncer, la mayoría de los niños se pueden integrar en sus grupos de amigos y retomar sus actividades previas, algunos incluso más contentos que antes porque se dan cuenta de que las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
A veces, el miedo a que se vuelva a reactivar el cáncer puede volver a su mente y/o a la de su hijo. Tener este tipo de preocupaciones no es nada raro. Si comprueba que esto es lo que le está ocurriendo, ponga en práctica la imaginación positiva, la respiración profunda y otras herramientas que ya haya aprendido y que le funcionen. Recuerde que usted y su familia han superado juntos el tratamiento del cáncer y han salido adelante.
Si usted o su hijo se sienten dominados por las preocupaciones, pregunte al equipo médico que lleva a su hijo por un buen terapeuta que les pueda ayudar.
Aunque usted no pueda predecir el futuro, todavía puede conseguir que el aquí y ahora sea lo mejor que le puede ocurrir a su hijo.